Bueno chicos, aquí tenéis vuestra tarta favorita con mucho. Ya sabéis que es supersencilla y no requiere ser cocinero, lo único acordaros de hacerla unas horas antes de comerla y si puede ser el día anterior, mejor que mejor. También podéis jugar con los sabores utilizando diferentes gelatinas e incluso poner mermelada por encima.
1 tarrina de queso
1 bote de nata (+30%grasa)
1 sobre gelatina de limón
1 limón (su zumo)
galletas maría
mantequilla derretida
Meter unas 20 galletas maría en una bolsa y con cazo darle golpes hasta que quede arenilla, pasarlo a un bol y añadir suficiente mantequilla derretida para que se pegue todo. Echar esta mezcla a un molde (a poder ser con fondo desmontable) y con el culo de una cuchara irlo presionando para formar la tarteleta. Meter en la nevera a endurecer. En un bol poner los polvos de la gelatina y añadir 1 mug de agua hirviendo. Remover hasta disolverlo bien y añadir el zumo de limón. Dejar que se enfríe un rato. En otro bol poner el queso y la nata y con una varilla ir batiendo con cuidado para mezclarlo bien. Una vez logrado, añadir la gelatina con cuidado para no salpicar y volver a mezclar con varilla hasta obtener una masa homogenea. Transferir al molde de galleta usando un cucharón y echando con cuidado para no mezclar con la galleta. Tapar con film y a la nevera. Si habéis usado un molde desmontable, no tendréis problemas para servirlo; de no ser así, que os cojan confesados.
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